21 de septiembre de 2015

Marruecos - Día 2: Descubriendo Marrakech

Nos despertamos con el rezo de las 5h en Essaouira, pero hasta las 8h no subimos a la terraza del Riad Le Grand Large a disfrutar del desayuno que nos esperaba. A las 9.15h ya estábamos en la estación del autobús, donde nos hicieron pagar 5 MAD (0.50€) por dejar la mochila de Chencho (obligados) en el maletero, y pusimos rumbo a Marrakech.



Con el sol en todo su esplendor, nos hicimos los “machotes” andando desde la estación de Marrakech hasta el riad donde dormiríamos las dos noches siguientes. Vamos, que con las mochilas a cuestas nos pegamos una buena paliza para encontrarlo, pero valió la pena. En el Riad Bonheur nos sentimos como en casa, nos ofrecieron agua, té, zumo,… y estuvimos charlando con los dueños mientras comíamos los bocatas tranquilamente.

Era hora de conocer Marrakech. Tras las indicaciones que nos dieron en el riad, comenzamos por la Madraza de Ben Youssef, un antiguo colegio con habitaciones muy pequeñas y en el centro un amplio patio. A pocos metros, entramos en el Museo de Marrakech, donde nos hicieron una colorida postal con nuestro nombre en árabe.

Patio Madraza Ben Youssef - Marrakech

Museo de Marrakech
Justo a la salida del museo, nos ocurrió algo sobre lo que ya habíamos leído, se nos acercó un chaval diciéndonos que fuésemos a ver las curtidurías, que eran los últimos días que se podía ver “a puerta abierta gratis”. Sabíamos que de gratis no tenía un pelo, pero nos picaba la curiosidad sobre cómo nos lo explicarían y ver cómo es el proceso, así que fuimos guiados por un “amigo” suyo. 

Curtidurias - Marrakech
En una hora, con la menta en nuestras manos para aguantar el olor del lugar, nos explicaron las pautas que seguían para hacer el cuero, y por supuesto, nos llevaron a la tienda de la asociación para vendernos unas babuchas o cualquier cosa si colaba, pero no llegamos a ningún acuerdo. Así que, le dimos unos dírhams por la excelente guía que nos hizo en medio español – francés y volvimos a las laberínticas calles de Marrakech.

Aún no habíamos pisado el punto principal de la ciudad, la Plaza Jamaa el Fna, pero en apenas 10 minutos estábamos allí. Era una plaza que rebosaba vida, con puestecitos que estaban preparando para empezar a servir las cenas, con espectáculos de bailes, con un vaivén de gente imparable. 

Plaza Jamaa El Fna - Marrakech

Subimos a la terraza del conocido Café Glacier para presenciar el atardecer con la Mezquita de la Koutubia de frente y las vistas a la Plaza Jamaa el Fna, impresionante. Después de estar todo el día andando de un lado a otro, este ratito de tranquilidad nos supo a gloria. 

Puestos Plaza Jamaa El Fna- Marrakech
Como era de esperar, dimos una vuelta de reconocimiento por los puestos de la plaza y nos sentamos en uno donde nos sirvieron unos platos riquísimos de sopa marroquí, cuscús y varias brochetas para cenar.

Sopa marroquí - Marrakech
Cuscús - Marrakech


Marruecos estaba empezando a meterse en nuestra piel, y haciéndose un huequito en nuestro corazón.

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