Esos momentos en los que buscas desconectar de la rutina pero
conectar con la naturaleza. En esos momentos es cuando dices me hace falta una
escapada, aquí cerquita de casa pero que pueda respirar un poco más.
Ahí es donde entra este lugar, este rincón
llamado Artikutza. Artikutza
se encuentra en Navarra, pero en 1919 el Ayuntamiento de San Sebastián compró 3.686 hectáreas para hacer llegar el agua a Donostia.
¿Qué hacer en Artikutza?
Hoy en día, es un lugar perfecto para hacer una excursión. Hacer una
ruta de senderismo y después comer un bocata entre la vegetación de la zona es
el plan de domingo ideal para retomar fuerzas y empezar la semana con energía.
La ruta comienza en la Casa del Guarda Eskas, donde aparcamos el coche
y por donde se entra a Artikutza. Empezamos caminando por la carretera hasta
que vemos la señal blanca y amarilla que nos indica que continuemos por la
izquierda.
Entre hojas, troncos, inmensos árboles, puentes o trozos de madera por los que pasa el agua
fresca y cristalina, el sonido de las cascadas,… solo se escucha la naturaleza,
nuestros pasos y nuestra respiración.
Más o menos, en hora y media hemos llegado al pueblo donde hay varios caseríos,
la ermita, el frontón, el puente que cruza el río, un merendero y un estilo de
taberna o sociedad donde podemos sacar bebidas y snacks de unas máquinas expendedoras.
Reponemos fuerzas y seguimos con la ruta, pero no volvemos por el
camino anterior, sino que seguimos adelante por la carretera subiendo la cuesta
del pueblo y adentrándonos en el bosque. Este trozo es el más “complicado”, minutos
y minutos subiendo una cuesta casi interminable.
Siguiendo las señales marcadas (en esta zona no tan vistosas),
comprendemos que es la mejor época para visitarlo, en otoño o primavera. Esta
es de la última vez en pleno noviembre (a principios de este mes), con manga
corta y pisando la infinita manta de hojas rojas.
Tras varias paradas para sacar fotos, admirar el entorno y dudas
de si seguimos bien o no por el camino correcto, llegamos a lo que ya
conocíamos, la carretera de inicio que da al caserío de Eskas.
Resumiendo, es una ruta fácil de un recorrido de 11.5km (ida y vuelta) y a un ritmo normal se tarda unas 3 horas en hacerla (ida y vuelta).
Como curiosidad, comentar que en la ruta que nosotros solemos
hacer nos encontramos con un molino y con la señal de la antigua vía de tren
que llevaba los minerales cuando estaban activas las minas de hierro y cobre de
la montaña.
¿Cómo llegar a Artikutza?
Desde San Sebastián hay dos opciones para llegar a Artikutza, por
la carretera GI-3410 y después NA-4150 (36km) o por la GI-3631 (30km). Ambas
tienen una duración aproximada de una hora y obviamente, cuidado con las curvas.
¿Os animáis a dar una vuelta por Artikutza?
No conocía esta ruta! Qué rincones tan chulos tenemos cerquita de nuestra tierra :)
ResponderEliminarSii Patri, mola muchísimo la ruta y ahora en otoño más aún!
EliminarTenemos que aprender a disfrutar de lo que tenemos cerca ;)