El pasado 27 de septiembre abandoné mi preciosa isla de la Macaronesia para trasladarme a una de las ciudades más visitadas y con más magia del mundo. Algunos la describen como "una de las capitales de Europa" o "del mundo", como "la ciudad del arte y de la cultura", o incluso como "un museo al aire libre". Para mí, casi tres meses después de mi llegada, es "un majestuoso desfile de una sola ciudad".
Es el equilibrio perfecto entre lo estrafalario y lo más racional; Sus edificios parecen dibujados al azar recorriendo unas calles estrictamente ordenadas; Los escaparates de las tiendas parecen desafiar tu imaginación mientras que te incitan sutilmente a entrar en su interior; Los coches fluyen por las carreteras como si se tratase de vehículos programados para llegar desde un punto A hasta un punto B sin obstáculos ni barreras; Las personas caminan, más bien, se dejan transportar por su piernas mientras que ocupan su mente con futuros planes, deseos ocultos o recuerdos inservibles; Los perros, en BCN hay muchos “mejores amigos del hombre”,
aunque yo no me había percatado hasta que mi hermana (amante de los mismos), lo mencionó entusiasmada; Los balcones, a mi entender, protagonistas indiscutibles del espectáculo durante un paseo condal; La diversidad cultural, eso que enriquece cualquier lugar y que aquí se ve y se siente en cada rincón, tanto, que te llegas a sentir ciudadano de todo el mundo a la vez; La historia, presente pero intangible, ah! y con mucho que decir; Los turistas, ríos caudalosos de gente hambrienta de fotos; Las avenidas, imponentes, pulmones de cemento que te invitan a respirar; El cielo (no puedo olvidarme de él), aun que a veces nublado, suele regalarnos un tono de azul (madre mía qué azul), que ningún otro artista ha logrado plasmar en su obra;
aunque yo no me había percatado hasta que mi hermana (amante de los mismos), lo mencionó entusiasmada; Los balcones, a mi entender, protagonistas indiscutibles del espectáculo durante un paseo condal; La diversidad cultural, eso que enriquece cualquier lugar y que aquí se ve y se siente en cada rincón, tanto, que te llegas a sentir ciudadano de todo el mundo a la vez; La historia, presente pero intangible, ah! y con mucho que decir; Los turistas, ríos caudalosos de gente hambrienta de fotos; Las avenidas, imponentes, pulmones de cemento que te invitan a respirar; El cielo (no puedo olvidarme de él), aun que a veces nublado, suele regalarnos un tono de azul (madre mía qué azul), que ningún otro artista ha logrado plasmar en su obra;
Detalles - Barcelona |
Y por último, su esencia, ese encanto igual de palpable como inexplicable. Esa que te hace volver cuando te has ido y la misma que te incita a venir cuando nunca lo has hecho. Esa, la que no tiene nombre ni precio (pero tiene azul), la que estimula tu cuerpo y provoca en ti reacciones que hasta entonces no habías experimentado... Ella... ella es BARCELONA.
Cuenta tu Viaje - Olivia
Muy bonito articulo.... ;)
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