3 de mayo de 2015

Escapada a Dresde - Cuenta tu Viaje


Hoy volvemos a la sección Cuenta tu Viaje con el relato de un gran amigo que está viviendo en Zurich sobre su viaje a Dresde, os dejamos en sus manos...

Aprovechando los poquitos días de fiesta que teníamos en Semana Santa, y ya que era una de las últimas oportunidades que teníamos de hacer un viajecito juntos, algunos amigos de máster y compañeros de piso organizamos una escapada por tierras germanas y checas. Entre las ciudades que visitamos fue Dresde, la capital de Sajonia, sin lugar a dudas la que más nos gustó a todos

Llegamos en tren a la estación central, de noche. En la zona de los andenes, arcos metálicos de apariencia simple soportaban bóvedas acristaladas que dejaban pasar las luces nocturnas de la ciudad, consiguiendo un efecto muy interesante. Salimos al hall, una galería que me recordó un poco a la Gran Galería del Museo del Louvre, pero aquí las obras de arte brillaban por su ausencia. En cambio, si había un par de parterres de flores muy coloridas, que le daban un aire muy “cuco” al conjunto.

Estación Central - Dresde

Esa noche, dormimos en el hostal Cityherberge’. Aunque por fuera parezca un típico edificio de la época soviética, por dentro está renovado y sobre todo muy limpio. Sin duda es una opción recomendable para todo tipo de bolsillos, especialmente si eres estudiante. Además, el desayuno tipo buffet es siempre un plus muy valorado por la gente a la que le gusta empezar el día con el estómago bien lleno, como es mi caso.


Hostal Cityherberge - Dresde
Desde el hostal al centro de la ciudad apenas se tardan 5 minutos. Es importante señalar que Dresde fue seriamente dañada durante la II Guerra Mundial, así que la mayoría de los edificios y cosas para ver están claramente restaurados. Sin embargo, han intentado seguir un estilo parecido al original, y el  resultado no  desentona para nada. Lo  primero que vimos fue el  ayuntamiento (en  alemán, Rathaus), con su torre original del color negruzco característico del mal de la piedra. A continuación, la iglesia de la Cruz, donde solo pudimos visitar la entrada ya que estaban organizando todo para el concierto de Pascua.


Iglesia de la Cruz - Dresde de sonnenstrahl-ev.org
De ahí a la plaza del mercado viejo (Altmarkt). Su nombre no deja lugar a dudas; era la plaza donde se reunían los comerciantes para vender sus productos. Hoy en día es un espacio abierto donde la gente queda y, en días soleados como el que nosotros tuvimos, algunos se sientan a tomar el sol. Al fondo, a mano izquierda, se ve la iglesia de Nuestra Señora (Frauenkirche), de estilo rococó en mármol blanco y con una bonita cúpula llena de frescos, que más parece una ópera que una iglesia. 


Altmark - Dresde
Frauenkirche - Dresde
Interior de Frauenkirche- Dresde
De ahí a la orilla del río Elba, que pasa por el mismo centro de la ciudad. Encontraréis montones de edificios imponentes a lo largo de toda la ribera del o, desde museos de pintura y esculturas hasta el ministerio de Finanzas o la Cancillería del estado de Sajonia, pasando por la ópera.


Albertinum (museo) - Dresde

















Yo, con pose de bohemio, contemplando el Ministerio de Finanzas (izda.) y la Cancillería (dcha.) desde la Brühlsche Terrase - Dresde
Justo al lado de la opera, en la ribera oeste del río, se encuentra el Palacio de Zwinger, diseñado en su día como invernadero para el jardín botánico, sala de exposiciones y escenario del festival de la Corte de Dresde. En la actualidad, acoge una pinacoteca de cuadros clásicos y un bonito jardín para relajarse o dar un paseo.


Palacio de Zwinger - Dresde (Wikipedia)
De ahí, cruzando el puente de Augusto (Augustusbrücke), llegamos a la parte norte de la ciudad, la llamada Ciudad Nueva. Aq las calles son anchas y de estilo más moderno, y en especial merece la pena pasear por la Calle Principal (Hauptstrasse). Se trata de un boulevard donde siempre hay exhibiciones y actividades de distinto tipo, como en este caso juegos para niños con motivo de las fiestas de Pascua.

Hauptstrasse - Dresde
Por último, os recomiendo subir a alguna de las torres que pueden visitarse para contemplar la vista de la ciudad. Nosotros subimos a la de la iglesia de los Tres Reyes (Dreikönigkirche) y la verdad, merece mucho la pena.

No teníamos mucho más tiempo, asi que de ahí volvimos al centro para coger el autobús hacia nuestra siguiente parada: Praga, así que en cuanto a restaurantes y eso, no os puedo decir nada, pero la ciudad era bastante barata y habia muchas opciones distintas de comida, asi que estoy seguro que encontraréis algo que se adapte a vuestros gustos y bolsillos. 

Espero que esta entrada anime a muchos a venir a visitar Dresde, porque verdaderamente merece la pena. Me despido, no sin antes felicitar a mi amiga Natalia por este excelente blog y mandarle un fuerte abrazo desde Zurich. Seguiremos haciendo aportes para la causa :P :


Fdo. Un volador curioso. 


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