26 de enero de 2017

Recorrer el Serengeti y vivir cómo un leopardo caza una gacela

Era una fría mañana de niebla donde el ruido de la lumbre de una pequeña estufa nos protegía del frío en la habitación número 12 del Ngorongoro Rhino Lodge. Al salir de la habitación para tomar el desayuno a escasos metros vimos cómo algunos ñus y cebras pastaban. Ese día comenzaba nuestra ruta por el extenso Parque Nacional del Serengeti o “Llanura Sin Fin”.




Con una extensión de 14.763km2, el Serengeti alberga una gran densidad de depredadores, destacando los leones, guepardos, leopardos, hienas y  chacales. También hay una gran presencia de jirafas, hipopótamos, alces, gacelas y cocodrilos. Sin olvidarnos de sus más de 450 especies de aves. En cuanto a su flora, destaca el árbol salchicha cuyo fruto puede llegar a pesar unos 10kg, y la acacia umbrella o paraguas.

Una vez recorridos casi 150km, paramos a ayudar a unos compañeros que hacían otro safari cuyo 4x4 había pinchado, solucionado el problema, continuamos rumbo al Serengeti.



Por el camino pudimos ver preciosas jirafas. Las jirafas son el símbolo de Tanzania y representan el carácter de los tanzanos, un carácter tranquilo y pacífico. Son animales solitarios, aunque para beber suelen ir acompañadas para evitar ser atacadas, llegan a medir los 6 metros de altura y su ciclo de vida es de 35 años.



Como decía el gran Solomon, tras 2 horas y media de “masaje africano” (botando en el coche) llegamos a las puertas del Parque Nacional de Serengeti.



Casi en el corazón del Serengeti (o eso nos parecía), agazapado bajo un arbusto se encontraba divisando el horizonte un guepardo. Algunos datos que aprendimos sobre el guepardo son:

- Es un animal de llanura que suele ir solo, excepto cuando son crías.
- Cazan por el día, porque por la noche no ven, y sus presas suelen ser gacelas y las crías de los ñus y de las cebras.
- Solo comen la carne que matan ellos mismos.
- Debido a su esbelto cuerpo, alcanzan unos 110 km/h.
- Viven entre 12-15 años y crían entre 4-5 cachorros.
- Su embarazo dura 3-4 meses.


Unos kilómetros más adelante, encontramos una manada de leones que descansaban plácidamente bajo la sombra de un árbol, mientras a escasos metros, una manada de elefantes saciaba su sed en un riachuelo.


Estábamos a tres metros de los leones, Nat no paraba de sacar fotos mientras yo anotaba en nuestro cuaderno de viajes las curiosidades que nuestro guía Faustine nos iba contando sobre el parque, los animales y sobre Tanzania en general. Qué sensación más curiosa.

Eran casi las 13h y se acercaba uno de los momentos más vibrantes y espectaculares de todos los días de safari. Atravesamos el río Seronera, donde comparten hábitat cocodrilos e hipopótamos.



Solomon conducía mientras recibía información a través del walkie talkie que no entendíamos, pero debían decir algo como “hay un leopardo subido en una acacia”. Pusimos rumbo hacia aquel lugar, a orillas de un riachuelo cerca de donde el leopardo descansaba había una manada de gacelas bebiendo. Más de una veintena de 4x4 con personas de diferentes nacionalidades en su interior se agolpaban junto a la acacia, mientras el sonido de las cámaras era continuo, pues es bastante difícil ver un leopardo, y más en acción.

El felino con sus ojos y mirada penetrante, divisaba cada movimiento de las gacelas, y casi cuando ya nos íbamos a hacer el picnic, dejó caer su esbelto cuerpo deslizándose poco a poco para bajar hasta el suelo. Con una agilidad asombrosa, se agazapó sobre los altos pastos y sigilosamente se abalanzó sobre su presa, un macho de gacela de Thomson (que suelen pesar entre 60 o 70kg). Fue sin duda el gran momento del Safari



Una vez que el leopardo había conseguido su objetivo, descansó unos minutos al lado de su presa y con la desmesurada fuerza de su mandíbula, la arrastró hasta el árbol donde trepó hasta la rama donde minutos antes descansaba. Normalmente cazan por cazar, no porque tengan hambre, y suelen subir sus presas a lo alto de las acacias para que otros carnívoros no puedan comérselas. Os dejamos un vídeo resumen de lo que fue la caza del leopardo a la gacela.



Tras haber presenciado en apenas 15 minutos, un resumen del lo que es el ciclo de la vida salvaje y aún con la boca abierta por lo que habíamos presenciado, nos dirigimos a la zona del picnic Mawemeupe“zona de las piedras blancas”, donde el leopardo y sus habilidades como cazador fueron el punto central de la conversación.

Una vez acabamos el picnic, continuamos nuestro safari por una zona de riachuelos y palmeras, donde una manada de elefantes nos cortaba el paso de la carretera. Nos hacían esperar unos minutos que encantados disfrutamos observando sus pasos.



Era la hora de salir del parque y nos quedaban 100km por delante desde el Serengeti hasta Ikoma, donde pasaríamos la noche. Fue un trayecto bastante entretenido, con una gran variedad de fauna a ambos lados de la carretera.

En un pueblo cercano donde dormiríamos, un grupo de niños corría detrás de nosotros y después de preguntar a nuestros guías, aprovechamos para parar y darles globos, pinturas, chocolatinas… nos llenaron de sonrisas y nos saludaron efusivamente con sus brazos al aire diciendo Karibu y Asante Sana. En esos momentos con sensaciones encontradas, es cuando te das cuenta de qué felices somos con los pequeños detalles.



Llegamos a nuestro destino, el Ikoma Safari Camp, donde pudimos presenciar uno de los mejores atardeceres que hayamos visto nunca, de esos que deberían ser eternos, donde el sol  se escondía entre las acacias y las cabañas de madera.



Esa noche durante la cena acompañados por Faustine y Solomon, dialogamos sobre varios temas. El papel de la mujer en su sociedad, la homosexualidad, la política, la educación, y les explicábamos sobre cómo era todo esto en España, aprendimos muchísimo. Un vez más nos dimos cuenta de que viajar te hace abrir tu mente y aprender a ver puntos de vista diferentes aunque no estés de acuerdo. 



#palabradeChencho

2 comentarios:

  1. Menudo día más completo! Me ha encantado el relato y ver como cruzarte con todos esos animales parece la cosa más normal del mundo. Uno de los viajes a los que le tengo más ganas, si señor!

    un abrazo!

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    1. Muchas gracias por pasarte Car, la verdad que fue un día súper intenso de emociones. Parece que después de varios días de safari ver jirafas o cebras en libertad se te hace lo más normal del mundo jajj
      Es un viaje que siempre recomendaremos hacer, ¡muy especial!
      Un besote :)

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